La desarrolladora Wild Factor y la editora Good Shepherd Entertainment nos traen MachiaVillain, un título que desde sus primeros minutos de juego derrocha carisma y personalidad. ¿Os imagináis cómo sería poder crear vuestra propia y personalizada casa de los horrores con el objetivo de sembrar el caos? Hoy nos ponemos en la piel de los malos, en un juego que mezcla estrategia, gestión de recursos y momentos de lo más alocados que se alejan de los estándares dentro del género.
Lo primero que llama la atención al ponerse a jugar a MachiaVillain es la papeleta que le ha tocado al jugador. Nada más y nada menos que construir, habitación por habitación, nuestra casa de los horrores y atraer de esta manera futuras víctimas que acabaran en manos de nuestros sanguinarios siervos. El género de estrategia se ha caracterizado por tener una ambientación histórica, más o menos fantástica o incluso futurista, pero cuesta hacer memoria y encontrar algo parecido a lo que ofrece MachiaVillain; obviando, eso sí, una de sus inspiraciones: Dungeon Keeper.
Tras una introducción delirante, repleta de humor negro y referencias a películas clásicas de horror, nos ponemos en tesitura sobre lo que se avecina. Recibimos una extraña carta en la que se nos informa de que nuestra candidatura es elegida para formar parte de “La Liga de los Villanos” y desde ese momento seremos el líder de un peculiar grupo de monstruos que estarán a nuestras órdenes. Se nos dará a elegir, en un primer momento, hasta tres seres de lo más variados (aleatoriamente entre esqueletos, zombis, vampiros…) pero ya nos adelantan que tendremos que estar bastante encima de cada uno de ellos; son algo justos de mollera y habrá que especificar cada orden en todo momento.
Construyendo la casa de los horrores
Y aquí empieza MachiaVillain y su amplio abanico de opciones jugables. Empezaremos la partida en un descampado junto a la carretera, con un puñado de recursos iniciales y la obligación de levantar habitación a habitación nuestra casa de los horrores. Para ello, mediante el uso del ratón, indicaremos qué personaje irá a por leña, quién a por piedra o quién a por setas; reuniendo recursos de manera urgente y preparando el lúgubre hogar. Desde una oficina con la que enviar correo postal a las víctimas, una cocina en la que poder desmembrar los cadáveres y aprovecharlos al máximo a modo de comida, despensas para guardar a buen recaudo los recursos más valiosos, dormitorios, laboratorios y un largo etcétera de habitáculos que irán apareciendo en la interfaz de juego a medida que consigamos más y mejores recursos.
A su vez, elegiremos la disposición de cada uno de los elementos del hogar, (como hemos podido ver en una ingente cantidad de juegos dentro del género) desde en qué zona colocar las paredes, el tamaño de las habitaciones, tipo de suelo, puertas o incluso trampas y distracciones que harán su efecto sobre las víctimas. Todo ello con el único objetivo de subir de rango dentro de “La Liga de los Villanos” cumpliendo una serie requisitos en cada nivel: desde crear un par de habitaciones juntas a tener que reunir la friolera de treinta víctimas en nuestro haber.
Cada monstruo del equipo tendrá sus propias habilidades, con vicios y virtudes, por lo que el jugador deberá echar más de un vistazo a la tabla de estadísticas. En ella se reflejan mediante estrellas en qué labor destaca cada monstruo en MachiaVillain, existiendo villanos que pueden escribir cartas a las víctimas a mayor velocidad, limpiar las manchas de sangre del suelo, picar piedra o cualquiera que sea la tarea. De primeras el tiempo pasa en tiempo real, jugando muchas veces en nuestra contra si viene algún visitante en el momento menos oportuno, pero para facilitar las cosas podremos jugar con el tiempo. Con un simple click de ratón podemos adelantar las horas para que pasen más rápido (en el caso de que nuestro equipo haya decidido echar una cabezada y negarse a trabajar) o incluso pausarlo completamente para así consultar sin agobios los diferentes menús de construcción, recursos y labores.
Ser villano es cool, pero toda una responsabilidad
Uno de los elementos más importantes de MachiaVillain es el “Nivel de Sospecha”. Una barra horizontal situada en la parte superior derecha de la pantalla nos indicara el grado de sospecha que estamos generando en los alrededores, pudiendo tener consecuencias insospechables y llegando incluso a tirar por tierra la partida si se nos va mucho de las manos. Junto a este peligro tendremos que lidiar además con nuestros propios súbditos. Y es que nuestros fieles siervos no lo serán tanto si conseguimos enfadarlos, interrumpiendo su sueño o haciéndoles pasar hambre por falta de recursos; llegando incluso al punto de que abandonen el grupo por voluntad propia y dejándonos tirados. Nadie dijo que ser el malo fuera tarea fácil.
Haciendo balance, al menos en la versión analizada y a la espera de posibles parches que mejoren lo visto hasta el momento, MachiaVillain nos ha dado una de cal y una de arena. Existen ciertos aspectos jugables a depurar, como una mejor orientación sobre los primeros pasos en el juego y el tutorial, a modo de consejos breves, que en seguida dan paso a una libertad jugable que puede llevar directamente al caos si el jugador no acierta con el orden en el que construir cada habitáculo de la mansión (ya adelantamos que una cocina viene bien desde los primeros compases). El tener que dar órdenes de manera constante a los monstruos no funciona siempre bien y en ocasiones se hace algo tedioso debido a una interfaz que no termina de convencer. Pero aún con todo, los amantes de los juegos de estrategia, sobre todo aquellos que vengan rodados de otros títulos, encontrarán en este MachiaVillain el soplo de aire fresco que estaban esperando; con el plus de poder ponerse en la piel del malo y alejarse de otros enfoques a los que estamos más que acostumbrados.
A favor: un gran abanico de posibilidades para construir nuestra propia mansión al gusto de cada uno. Los diferentes monstruos disponibles y su diferenciación entre ellos, cambiando la estrategia de juego y consiguiendo que cada experiencia sea distinta. Su original enfoque, poniéndonos en la piel de los villanos más sádicos.
En contra: su complejidad a la hora de dar órdenes puede echar para atrás a los jugadores menos avezados en el género. Se echa en falta un tutorial algo más extenso para llevar de la mano al jugador en sus primeras construcciones. No llega traducido al castellano.
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