Análisis Shank (PC, PS3, 360)

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De la mano del genial estudio canadiense Klei Entertainment, probamos Shank, un título de acción directa en scroll lateral 2D, simple y sin complicaciones al más puro estilo Final Fight. Haciendo gala de una desenfadada estética cartoon, Shank nos sumerge en una experiencia beat ‘em up que bebe y mucho de grandes títulos de la vieja escuela, pero con los alicientes necesarios para no ser el típico «yo contra el barrio» que ofrece más de lo mismo.

El título que nos ocupa nos pone en la piel de Shank, una de suerte matón mexicano que es traicionado por su propia banda y dado por muerto. Tras algún tiempo en la sombra, nuestro héroe regresa clamando venganza contra sus ex-compañeros y su mentor, el malvado César. ¿Cómo? Recorriendo unas 11 fases de duración variable, en la que arrasaremos con todo maleante de la zona con un más que generoso arsenal de armas blancas y mortales armas de fuego. La propuesta de control de Shank es de lo más variada: un botón para ataque ligero con cuchillos con el que es fácil enlazar combos; un botón para ataque pesado en el que tendremos instrumentos de muerte como una motosierra, una pareja de machetes, cadenas o una katana; y otro botón destinado a armas de fuego, como pistolas dobles, una uzi o una escopeta. A estas habilidades de aniquilación, se añade la posibilidad de lanzar granadas, agarrar al adversario o lanzarnos sobre él, y un botón que nos permitirá bloquear o esquivar el ataque de nuestros enemigos.

Pese a que la mecánica del juego en sí es bastante simple y la progresión de la dificultad en modo normal tampoco es muy exigente, manejar la técnica de esquivar y conseguir hilar bien los combos no será coser y cantar, gracias a la gran cantidad de movimientos del personaje protagonista. La variedad de combinaciones posibles entre cada una de nuestras habilidades dota a Shank de bastante más profundidad que muchos juegos similares y los patrones de comportamiento de los enemigos son tan variados que nos crearán problemas en más de una ocasión, sobre todo cuando en las fases más avanzadas su gran número nos ponga en más de un aprieto. Cada enemigo tiene sus propias rutinas de ataque, que deberemos conocer para saber aprovechar sus debilidades, ya que no se conformarán con ser simples sparrings al servicio de nuestras ansias de destrucción: saben esquivar, cubrirse, moverse por el escenario y combinar diversos ataques, por lo que machacar botones no será la mejor opción en la mayoría de ocasiones, y deberemos desplegar nuestras habilidades en combate con un mínimo de inteligencia si queremos salir vivos de las situaciones más peliagudas. Mención aparte merecen los enfrentamientos contra jefes finales, donde Shank da prácticamente todo lo que tiene y que representan la mejor parte del título. Cada jefe presentará una serie de puntos débiles o de rutinas que tendremos que averiguar, usando incluso el escenario a nuestro favor para acabar con ellos de las maneras más salvajes.

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Un pasado tortuoso

Además de la aventura en solitario, Shank nos ofrece una genial campaña cooperativa en la que conoceremos los eventos previos a la historia principal, y en la que necesitaremos un amigo obligatoriamente para poder disfrutarla, puesto que está diseñada exclusivamente para dos jugadores. Con escenarios, enemigos y diseños diferentes a los de la campaña principal pero con la misma mecánica, la novedad del modo cooperativo es que derrotar a los jefes finales exige técnicas conjuntas por parte de ambos jugadores, por lo que la coordinación con nuestro amigo es imprescindible para poder vencer a jefes bastante más peliagudos que los de la campaña en solitario, y que constituyen una de las partes más divertidas de todo el título.

Además de un excelente y cuidado apartado gráfico, es justo mencionar también el fantástico trabajo realizado en el diseño artístico del juego. Combinando el estilo tejano de Robert Rodríguez en filmes como Desperado o la grandiosa Machete, Klei Entertainment sabe dotar de personalidad propia a una historia prácticamente calcada de Kill Bill, sobre todo gracias a sus carismáticos protagonistas. Del mismo modo, cabe destacar el acierto del estudio a la hora de componer la música del juego, en perfecta consonancia con los entornos decadentes y polvorientos por los que transcurre la historia y el buen resultado obtenido a la hora de componer las escenas y grabar las voces de las cinemáticas intercaladas entre cada una de las fases, permitiendo al jugador conocer poco a poco las razones que llevan a Shank a emprender un sangriento camino de no retorno.

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Un camino teñido de sangre

A pesar de sus numerosas virtudes, no es oro todo lo que reluce, y Shank presenta numerosos aspectos a los que se debería haber prestado más atención. Es cierto que las mecánicas, a la larga pueden resultar reiterativas, quizás como consecuencia del género en el que se encuadra más que a la repetitividad de situaciones. Sin embargo, un poco más de variedad en el diseño de los escenarios y sus elementos no habría estado de más: se nota que los desarrolladores han «reciclado» algunos elementos de aquí y de allá, haciendo que algunos pasajes nos acaben resultando más que familiares. Otro de los grandes peros, son las imprecisiones en el sistema de control, que no ha sido solventado como debería en un juego de estas características, en el que un control ajustado constituye un elemento esencial. La respuesta de Shank a los controles es por lo general sólida, pero algunas veces la discutible calibración de la sensibilidad del joystick en relación al movimiento de avance, propiciarán que nuestro protagonista acabe haciendo lo contrario de lo que queremos, respondiendo de forma aleatoria en los combates más confusos o arrojándose de forma frustrante al vacío en los segmentos de más plataformeo. A pesar de estas imprecisiones, desde Misiones Secundarias os animamos fervientemente a jugarlo con un pad y a olvidaros de la opción teclado, esta sí, frustrante y realmente mal implementada. Para terminar, es una pena que Shank no solo no esté doblado ni traducido a nuestro idioma, sino que ni siquiera contemple la opción de subtítulos, por lo que el argumento pasará sin pena ni gloria para aquellos usuarios que no dominen de oído la lengua de Shakespeare.

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Crónica de una venganza

En definitiva, Shank es un gran juego que ofrece diversión sin complicaciones y una admirable vuelta de tuerca al género posiblemente más explotado de la época de los 16 bits. Pese a sus pequeñas imprecisiones de control y su escasa duración, si disfrutaste en su momento de los arcades de Capcom y te recreas felizmente combinando ataques en sucesiones salvajes de combos, Shank conseguirá que aporrees botones con saña solo o acompañado durante un puñado de horas, convertido en el vengador definitivo sin moverte de tu sofá.

A favor: Un beat ‘em up de corte clásico, completo y divertido para los amantes de los combos. Unos jefes finales que harán las delicias de aquellos que disfruten de los retos, y una campaña cooperativa muy divertida en compañía. Un verdadero reto en nivel de dificultad hard.

En contra: Injugable con teclado en PC. Ciertas imprecisiones en los controles incluso haciendo uso de un pad. Se puede hacer corto. Que no tengas amigos para jugar la campaña cooperativa. Íntegramente en inglés.

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