“¡Eh, tú! ¡Escúchame cuando te hablo! Acabo de enterarme de que existe una legendaria Pirámide de oro y tú me vas a ayudar a explorarla. En ella hay un montón de tesoros y los quiero todos. Seguro que está repleta de extraños monstruos y de enormes y malvados enemigos finales, así que si no te ves con fuerzas ya puedes ir buscándote otro juego. No quiero que ningún torpón me haga caer en todos los agujeros, ¿está claro?”
Este gracioso texto que se podía leer en la parte posterior de la caja del juego bien podía ser el resumen perfecto de lo que nos encontramos en Wario Land 4. Otra forma más simple de resumirlo sería con la palabra DIVERSIÓN. Y es que la entrada de la saga Wario Land en Game Boy Advance dejó a toda una generación maravillada con este plataformas en 2D. Echemos la vista atrás, viajemos al año 2001 y hagamos un humilde homenaje a uno de los mejores títulos en aquel momento.
Game Boy Advance y el mejor juego de Wario
Wario, ahora ya un personaje de sobra consolidado dentro de la familia de Nintendo, nació como archienemigo de Super Mario al ser el jefe final en Super Mario Land 2; título lanzado para Game Boy en 1992. A partir de ahí, y gracias a su carisma, empezó su saga de juegos en solitario, con Wario Land en la propia Game Boy. Tras una segunda y tercera parte que vieron la luz en la revolucionaria Game Boy Color, el salto gráfico de la cuarta entrega fue enorme gracias a la potencia del momento en Game Boy Advance.
Era el año 2001 y el género de los plataformas en dos dimensiones había perdido cierto fuelle, tras vivir una edad de oro entre finales de los 80 y la década de los 90. Pero ahí estaba el bueno de Wario para salvar la papeleta. En Wario Land 4, el punto de partida para comenzar nuestra aventura no es otro que el descubrimiento de una Legendaria Pirámide en la profunda jungla. Además, la princesa Shokora (su anterior dueña) ha caído bajo el influjo de un maleficio obra de la arrogante y egoísta Golden Diva. Lejos del argumento de un juego de Super Mario al uso, Wario decide emprender el viaje hacia la pirámide; ya no para rescatar a la indefensa princesa si no en busca de botín y tesoros ocultos que hagan aumentar su riqueza.
Y así nos vemos explorando a través de 5 mundos (seis si contamos la introducción) la legendaria pirámide, encontrando 4 fases en cada uno de ellos más un jefe final que nos pondrá en más de un aprieto. Dentro de cada fase no solo tendremos que salir indemnes de los ataques enemigos y llegar al final del escenario. Nuestro objetivo pasa por encontrar 4 cofres que desbloquean la entrada al jefe final, dar con un curioso fantasma que porta la llave que abre la siguiente fase y activar un botón que inicia una cuenta atrás (teniendo que volver al inicio de la fase en cuestión de minutos para escapar con vida). Casi nada.
Wario Land 4 es un plataformas de lo más completo que supo alejarse de conceptos muy usados en la época y ampliar la jugabilidad con ideas originales y personajes hilarantes. Para empezar, la mayoría de los enemigos no nos harán daño si chocamos contra ellos. En su lugar seremos nosotros quienes les dejemos noqueados un par de segundos, pudiendo aprovechar este momento para hacer nuestro mejor ataque: la embestida. Como decimos, la cantidad de movimientos en apenas un par de botones era maravillosa, pudiendo agarrar, lanzar, rodar, hacer un ataque relámpago, ataque destructor, ataque pisotón o el salto agachado; entre otros.
Una vez cumplamos todos los requisitos nos tocará enfrentarnos a los elaborados jefes finales de cada mundo. Alguno de ellos representa todo un reto y el ensayo y error cobra más fuerza que nunca, teniendo que repetir nuestro enfrentamiento en más de una ocasión hasta dar con el punto débil del rival. Para hacerlo algo más accesible, Wario Land 4 cuenta con un apartado de minijuegos a través de los cuales podremos conseguir monedas para contratar ayudantes frente a los jefes finales.
Minijuegos adictivos y el origen de Wario Ware
Estos minijuegos son 3 y gracias a su éxito fueron el caldo de cultivo que posteriormente daría lugar a su propia saga de juegos: Wario Ware. El primero de ellos, Wario’s Home Run Derby, consistía en hacer tantos home runs como fuéramos capaces, teniendo que pulsar el botón A en el momento oportuno y aguantando el tipo frente a las triquiñuelas de la IA en su particular concepto de baseball.
En Wario Roulette nos encontramos con un minijuego de puzzle de imágenes, en el que nuestro objetivo es doble: mirar con atención la cara de ejemplo y luego tratar de reconstruirla mediante los ojos, bocas y cejas que giran en torno a la ruleta; convirtiéndose automáticamente en el modo más exigente de los tres.
Y por último, el mejor de todos, la trampa mortal, con el que podías pasar una tarde entera si querías: The Wario Hop. La mecánica era tan simple como adictiva: Wario va subido en una rueda sobre el desierto y tenemos que pulsar el botón de salto para esquivar la ingente cantidad de enemigos que van apareciendo a nuestro paso. Si fallamos, aunque sea una vez, el juego termina; incitándonos a volver a probar suerte desde el principio y guardando cuál ha sido nuestro mejor récord.
Con las monedas conseguidas gracias a los variados minijuegos, podremos contratar la ayuda de hasta 8 posibles aliados; los cuales restarán una cantidad de vida al jefe final que varía en función del precio de sus servicios. En este apartado podremos alquilar desde un cañón a un caballero que lanza rayos por sus ojos, un perro, un puño gigante o incluso un enorme dragón.
Rejugando Wario Land 4 después de que hayan pasado la friolera de 16 años desde su creación, nos damos cuenta una vez más de que los grandes juegos (esos que tristemente cada vez se ven menos) lo siguen siendo sin importar las décadas que pasen. Empezando por un apartado gráfico que sigue aguantando el tipo a día de hoy, con escenarios coloridos y animaciones de enemigos cuidadas al detalle; y continuando con un aspecto sonoro que esconde temas para el recuerdo.
Si bien es cierto que el juego pecaba de corto (quizás el único aspecto que se pueda criticar), es pura jugabilidad, siendo ideal tanto para los principiantes en el género de las plataformas como para los más veteranos. Mención especial para el manual de 123 páginas incluido en la pequeña caja del juego (esto tiene trampa ya que viene en varios idiomas), detalles que se han perdido en apenas una década y que reflejan la falta de respeto progresiva hasta el día de hoy.
Switch, haz a Wario grande de nuevo
Aunque en aquel entonces pasó algo desapercibido, Wario Land 4 forma ya parte de la historia como uno de los mejores plataformas en portátil de todos los tiempos. Eclipsado por la alargada sombra de su alter ego Mario, quizás no recibió todo el reconocimiento que en su día merecía. Desde aquí nuestro particular homenaje al codicioso, egoísta y gamberro bigotudo. Más que recomendable si tenéis posibilidad de haceros con él o rejugarlo si es que lo guardáis escondido en algún cajón oculto en vuestra casa. Solo queda esperar que en Nintendo Switch podamos disfrutar de un juego de plataformas de Wario que haga justicia a su legado, sin duda sería todo un éxito en ventas.
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